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lunes, 25 de agosto de 2014

Información sobre Dante y "La Divina Comedia"


5°Biológico 1.

CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA

La Edad Media  es un extenso período histórico que abarcó alrededor de diez siglos; desde el siglo V al XV aproximadamente, por ello conviene dividirla en dos etapas.

Alta Edad Media

En esta época es posible hablar de oscurantismo, en la medida en que el derrumbe de las estructuras del imperio romano, la permanente amenaza de los bárbaros y la supremacía religiosa de un cristianismo que pone el énfasis en una vida ultraterrenal traen aparejados la imagen de un hombre culpable por el hecho de ser tal, abrumado por el fin del mundo y su inevitable perdición.
En el plano de la teología es de destacar el pensamiento de San Agustín (siglo V), quien ve la evolución de la historia humana como una manifestación de la voluntad de Dios. El hombre, ser imperfecto por naturaleza es para este pensador salvado únicamente por la gracia divina que elige para estos fines solo a unos pocos, mientras la inmensa mayoría será condenada a las llamas del infierno.
En el plano intelectual, esta época se caracteriza porque en ella la idea de progreso es completamente desconocida. Busca conservar fielmente lo antiguo y lo tradicional. Los valores supremos están fuera de duda y se encuentran encerrados en formas enteramente válidas.
Sobre el fin de este período y como coronación del espíritu del mismo se impone en la arquitectura el estilo románico, las llamadas "fortalezas de Dios", edificaciones caracterizadas por su pesadez, sus gruesas paredes, sus escasas aberturas que impiden el contacto con el exterior, hablan de un hombre encerrado, temeroso de lo externo y agobiado por la presencia de un Dios distante y duro.

Baja Edad Media

Se caracteriza por un renacer en todos los planos de la actividad humana.
Las ciudades comienzan a surgir y vuelven a ser un lugar de encuentro y de puesta en contacto con el mundo; se dan los comienzos de una economía monetaria y mercantil.
Los caminos se animan y comienzan a llenarse de mercaderes y viajeros; las clases altas descubren el placer de aparentar, de brillar en los acontecimientos mundanos y el lujo en el vestido, en la mesa o en la ornamentación de la casa comienza a ser un signo de poder y un elemento de disfrute de lo terrenal y cotidiano.
La iglesia acompaña el movimiento procurando disciplinar su clero y la actividad de los laicos, en este sentido se debe señalar el movimiento cluniciense (siglo X) que procura devolver la pureza original a las instituciones religiosas y separadas de lo material, seguido luego por el movimiento cartujo y cistersiense del siglo XI y XII. la misma visión de la divinidad cambia y ahora el hombre se siente protegido por un amoroso ser superior al cual puede llegar a través de la invocación de los santos o de la virgen.
En la arquitectura; la aparición del gótico da lugar al cambio más profundo de la historia del arte moderno.
El hombre se yergue nuevamente sobre la tierra y, aunque no olvida la posibilidad de los castigos del más allá, ahora esta vida lo invita a disfrutar, se plantea como digna de ser vivida. El culto a la Virgen María pasa a un primer plano y se la ve como intermediaria ideal entre el hombre y Dios.
El oscurantismo ha dado paso a la luz, la desesperanza a la fe, la valoración de lo ultraterrenal a la valoración de los que pertenece a este mundo y precisamente en esta transición, en este dualismo es que debemos acercarnos al hombre de esta época.

Literatura

En la literatura se observa la maduración de la herramienta expresiva, la lengua, que desprendida del latín original, a lo largo de la Edad Media va a evolucionar a lo que conocemos como lenguas romances. Si bien, el latín conservará su puesto como lengua erudita, poco a poco estas nuevas manifestaciones  lingüísticas irán ganando terreno hasta llegar al punto de llegar a poder expresar poéticamente todas las inquietudes del hombre.
Esta literatura da sus primeros frutos en la épica, y es así que surgen los cantares de gesta.
La evolución de la épica sentará las bases de la sensibilidad occidental.
Ahora veremos el desarrollo de este género en tres grandes pasos: la lírica trovadoresca, la escuela de Sicilia y el Dolce Stil Nuovo, llegando así a Dante.
La lírica trovadoresca
Llamamos así, en el estricto sentido de la palabra, a la poesía que fue cultivada por los trovadores, que entre los siglos XI y XII escribieron en la lengua románica, que se conoce con el nombre de "provenzal".
Si bien, geográficamente ubicamos su núcleo en Provenza, no debemos olvidar que esta literatura no aparece vinculada a lo que hoy llamamos una nacionalidad; en esta época la zona del medio día de las Galias estaba dividida en señoríos más o menos independientes, y por encima de esta división política hay una unidad lingüística que permite que todos colaboren en el hacer de determinado tipo de literatura.
El trovador es el poeta que, además de escribir sus versos compone la música con la que deben ser acompañados; es una poesía destinada a ser cantada y a ser escuchada por un público que, en su mayoría y más aún si la ejecución se daba en la plaza, es analfabeto.
A partir del siglo XIII las costumbres sociales evolucionan hacia un mayor refinamiento; la vivienda señorial se hace más refinada y las reuniones sociales son habituales. La mujer comienza a ejercer un rol protagónico como señora del castillo y centro de la vida social incipiente. En este marco la lírica trovadoresca desarrolla un concepto de amor; el amor cortés, que implica una traslación del vasallaje político al campo sentimental; la dama es el ser superior al que el enamorado rinde culto y ofrece su vida como servicio, de tal manera que la llama "midons", mi señora. Este sentimiento exige de la discreción del poeta en la medida en que la amada ha de ser, casi forzosamente, casada; es este pues un amor adúltero basado en el axioma de que no puede haber  "buen amor verdadero" en el matrimonio. La dama aparece como figura idealizada, distante, vista como poseedora de las máximas virtudes, tanto físicas como morales, origen y destinataria del hacer poético. Esta idealización no nos debe hacer pensar en el desprecio o censura absoluta hacia el aspecto físico del amos, pues a pesar de que se ha querido hablar de un sentimiento exclusivamente platónico, son muchos los poetas que nos hablan de sus logros en este terreno.

La escuela de Sicilia

En la corte de Federico II (1194 - 1250) y luego en la de su hijo Manfredi muerto en 1266, se sitúa el centro de la vida intelectual de este momento. Allí tuvieron lugar las primeras traducciones del árabe y del griego de los textos filosóficos  y científicos de la Antigüedad, y también de ese ambiente de refinada aristocracia surgiendo numerosos poetas. Nacidos en diversas ciudades italianas son llamados todos "sicilianos" ya que el emperador tenía el título de rey de Sicilia.
El mérito de ser la primera escuela lírica italiana no impide reconocer el hecho de su falta de originalidad, estos poetas tienen delante de si un modelo, la poesía provenzal, y repiten los temas, los motivos y hasta la misma métrica. La dama es lejana, bella y soberbia como señora feudal y el poeta le habla como vasallo en tono de extrema humildad. La monotonía que implica la repetición es disimulada únicamente, por una habilidad técnica muy importante y presente en casi todos ellos.
Después de la batalla de Benevento (1266) el centro de la actividad cultural y literaria se desplaza a Toscana (Florencia), donde en un primer momento se van a encontrar las mismas normas estéticas, pero ya con Guittone del Viva D'Arezzo comienza a evolucionar hasta encontrar una voz propia de los poetas del Dolce Stil.

La poesía del Dolce Stil Novo

Vinculados estrechamente a la concepción de amor cortés tal como la cantaban los trovadores provenzales, procurando reacción contra las convenciones y la frialdad de las composiciones de la escuela Siciliana, los poetas del Dolce Stil Novo profundizan en los conceptos heredados de esta tradición lírica hasta el punto de elaborar una verdadera filosofía del amor que toma formas en creaciones reveladoras de un gran dominio técnico y una exquisita sensibilidad.
Loa integrantes de esta escuela son: Guido Guinizelli, Guido Cabalcanti, Cino da Pistoia y Dante.
Uno de los conceptos más importantes de esta escuela lírica es: la correspondencia entre amor y corazón gentil. Esta gentileza espiritual no debe entenderse como nobleza de sangre o producto de la herencia sino como la posesión de las cualidades imprescindibles para sentir amor. Existen juntos el uno y el otro, su unión es indisoluble y va mucho más allá de la voluntad o cualquier otro poder.
La figura de la dama, idealizada ya por la lírica trovadoresca, llega en el Dolce Stil a su punto culminante y su belleza física y espiritual es el estímulo para hacer vibrar lo más noble del corazón del amante, el mismo poeta que encuentra a través de ella el camino a la perfección y a la verdad.
La poesía de Dante muestra de manera incomparable la imagen de la "donna angelicata", la mujer ángel, la idealización más pura del stilnovismo.
En el corazón gentil irrumpe el amor ante la visión de la dama, esa fuerza amable pero feroz a la vez, enajenante, produce todo un registro de particulares sensaciones, pensamientos, placeres y dolores, y el poeta del Dolce Stil se vuelca complacido a la contemplación de sí mismo y a la recreación poética de todo lo que pasa dentro de su pecho. Amar, sufrir, gozar, pero sobre todo, complacerse en el sentimiento, recrearlo, analizarlo, e aquí uno de los grandes hallazgos de este movimiento. Mientras que la mujer aparece con una sonrisa o una mirada distante, los estremecimientos del alma que ella produce son seguidos punto por punto en definitiva hay un enamoramiento de verse amar que se explota líricamente.
Pero ser víctima de "AMOR" significa el ingreso a un mundo extraño, casi sobrenatural, y si es un signo de distinción de espíritu poder sentir de esta forma, también es una condena, u terrible dolor que se vincula con la muerte.

Dante - breve biografía

Nace en mayo de 1265 en Florencia.
Conoce a Beatriz en mayo de 1274, de ella se habría enamorado, esta será inmortalizada en su obra.
Beatriz muere en 1290.
Se casa en 1295 y empieza su actividad política.
En 1302 es exiliado.
El 14 de setiembre de 1321 muere en Ravena.

La Divina Comedia; su título


La Comedia, conocida desde el siglo XVI bajo el título de La Divina Comedia es un extenso poema escrito por Dante en lengua vulgar, abarcando un total de 14333 versos, obra máxima de la literatura italiana cuyas primeras ediciones se remontan a 1472.
Dante denominó a su obra Comedia, el calificativo Divina es agregado posteriormente por sus admiradores, aludiendo tanto a su calidad estética, como a su sustancia religiosa.
"Comedia" es uno de los subgéneros del drama, sin embargo, la composición de Dante no tiene la estructura formal de este género; lo que sucede es que en la época que escribe el poeta florentino se ponía mayor atención al contenido, para determinar la pertenencia a un género determinado, que a la forma. Es así que para que una obra fuera "comedia" debía comenzar en la tristeza y terminar en alegría y, evidentemente, el viaje del personaje central comienza en un momento de dolor, perdido en la "selva oscura", para luego de diversas pruebas, terminar en la mayor de las felicidades: ver a Dios y obtener la salvación de su alma.
Generalmente se ubica la composición de la Divina Comedia en los últimos y más dolorosos años de Dante, los del exilio. Toda la crítica coincide en que el "Infierno" habría sido terminado alrededor de 1308, el "Purgatorio" hacia 1313 y el "Paraíso" poco antes de su muerte.

Argumento

Es la narración de un viaje realizado por su propio autor, Dante, que asume la condición de narrador y personaje, por los tres reinos de ultratumba; infierno, purgatorio y paraíso, según eran concebidos por la iglesia de la época. La obra comienza con el personaje perdido en la "selva oscura" (el pecado) y acorralado por tres fieras que le impiden la salida de ese paraje; gracias a la intervención de la sombra de Virgilio, poeta latino, emprenderá el viaje que lo sacará de esta situación primera, y en cuyo recorrido verá los castigos eternos a los que son sometidos las almas de los condenados, los suplicios de aquellos que, habiéndose salvado aún deben someterse a un proceso de purificación, y, por último, habiendo sido dejado por Virgilio que cede su lugar de guía a Beatriz, Dante verá la alegría de los bienaventurados, los que han logrado la salvación eterna.
La idea de localizar la acción de la obra en el espacio que se abre más allá de la muerte, no es original de Dante, lo que sí es innovador es, en el plano de la narración; el proponer la experiencia como algo real, un viaje y no una visión, y elegirse a sí mismo como protagonista. Dentro del plano de las ideas, una fuerza totalizadora que organiza al otro mundo según claras normas morales y la idea de perfeccionamiento del hombre que le conduce a la salvación.

Estructura formal

La obra está dividida en tres partes, denominadas cánticas y que responden, cada una de ellas, a los tres reinos en que la tradición cristiana considera está estructurado el más allá: Infierno, Purgatorio y Paraíso.
Cada cántica, está dividida en treinta y tres cantos, excepto la primera que tiene treinta y cuatro, el primer canto es considerado como una introducción general a la obra. Sumados todos nos dan un total de cien cantos. La estructura de cada parte respeta un plan muy estricto; los cantos oscilan entre los ciento quince versos y los ciento cincuenta y cuatro y el número total de versos que componen las tres cánticas es catorce mil trescientos treinta y tres para el poema entero.
La obra esta escrita en versos endecasílabos y la estrofa empleada es el terceto (terzina), donde coinciden el primer con el tercer verso, mientras que el segundo marca la rima para la terzina siguiente: aba - bcb - cdc. Cada canto termina con un cuarteto para no dejar un verso suelto.
Toda esta estructuración se basa en la utilización cabalística de ciertas cifras: el 3 es un número perfecto, el número de la Santísima Trinidad y de allí la reiteración de esta cifra en la estructura; el 9 es un número místico y sagrado, resulta de la multiplicación del tres por sí mismo, el 33 también posee significado cabalístico en la medida en que reitera el 3, el 1 la unidad, representa la divinidad.

Los tres reinos

El Infierno

Guiado por Virgilio, Dante llega al Infierno, es en el canto III donde se ingresa a este reino, la inscripción en su puerta nos dará las características fundamentales del mismo: la ciudad del dolor eterno, habitada por la gente perdida, ninguna esperanza de perdón o reconciliación pueden albergar los que allí pagan su culpa.
Físicamente este mundo está dividido en nueve círculos en los que se ubica a las almas pecadoras de acuerdo a determinadas normas; cuanto más abajo menor será el espacio y mayor la culpa y el castigo. Esta división espacial se corresponde con una estratificación moral; siguiendo la distinción aristotélica de las tres disposiciones viciosas del alma humana, incontinencia, bestialidad y malicia. Dante agrupa dentro de la primera a los lujuriosos, glotones, avaros, pródigos e iracundos, dentro de la tendencia a la "bestialidad" coloca a los herejes y violentos, para terminar con los maliciosos que incluyen a los traidores y fraudulentos. Es de destacar cómo el mayor grado de racionalidad que implica un pecado para concretarse agrava la culpa, los habitantes de los primeros círculos no hicieron otra cosa que dejarse dominar por pasiones inherentes a la esencia humana, mientras que los últimos utilizaron su capacidad intelectual para hacer el mal.
La oscuridad, reflejo físico de la condición moral del alma de los condenados, domina este mundo, este "aire sin estrellas" que se hace más alucinante en la medida que se llena de gritos de dolor y terribles blasfemias, expresión de la ira y la impotencia de las almas pecadoras ante la justicia divina. Es este el reino donde el recuerdo de la tierra está más presente, no solo a través de las vivencias de cada uno de los que allí habitan, sino de la indiscutible  "corporeidad" que asumen las almas.
Habitado no solo por almas sino también por gusanos, perros y serpientes que colaboran con la función de los demonios, extraídos muchos de ellos del mundo mitológico grecolatino, en el vértice mismo del cono, Lúcifer, el ángel caído concentra en su figura el terror del Infierno.
El castigo tendrá evidente relación con la culpa; esta relación puede ser de similitud, como en el caso de los lujuriosos arrastrados eternamente por el viento como en vida se dejaron arrastrar por la pasión, o los suicidas, que habiendo atentado contra su cuerpo se ven obligados a renunciar a él; o de oposición a la culpa, como el caso de los "indiferentes", que no habiendo hecho una opción en vida se ven obligados ahora a experimentar el acicate de los moscones y las avispas y a correr detrás de una bandera. Todos estos castigos cobran una verdadera dimensión a través de dos condiciones de mayor abstracción: son eternos, es decir, el condenado no tiene ninguna esperanza de que cesen y no tienen otra significación que la del dolor que ellos producen, ya que se repetirán identicamente por siempre, sin que sirvan para disminuir la culpa.

Purgatorio

Está ubicado en la Tierra y las almas sufren tormentos similares a los infernales, es, sin embargo, , el reino de la esperanza, pues los que allí habitan ya se han salvado, aspiran con certeza a ver a Dios y el sufrimiento es para ellos una vía de purificación que acelerará el tránsito a la gloria.
Convencidos ya de la vanidad de las cosas terrenas, aspirando a gozar la gloria, las almas se hacen aquí menos corpóreas, más puras en su calidad de espíritus, y su registro emotivo deja de lado la violencia pasional de las almas infernales para teñirse de dulce melancolía, los gritos son sustituidos por el canto  a coro, en el infierno las almas están encerradas en su individualidad, aquí unidas en el amor, trascienden sus límites para unirse en alabanza al creador. Los demonios son remplazados por visiones angélicas que hablan de la proximidad del paraíso.
Geográficamente el Purgatorio se ubica en una isla inaccesible del hemisferio austral, en las antípodas de Jerusalén. Concebido como una montaña esta dividido en tres zonas: en la base una zona rocosa, de difícil acceso: el Antepurgatorio; en el cuerpo del monte, el Purgatorio propiamente dicho, dividido a su vez en siete terrazas, donde el alma se purifica de los siete pecados capitales (soberbia, envidia, ira, pereza, avaricia, gula y lujuria) y,m por fin, en la cúspide una planicie que es el Paraíso terrestre. En este termina la función encomendada a Virgilio, al que está vedado entrar en el reino de los bienaventurados. En la etapa intermedia del Paraíso terrenal (cantos XXVIII a XXXIII, Purgatorio) Virgilio desaparece del lado de Dante y, ante los asombrados ojos de este, aparece Beatriz, símbolo de la teología o la gracia divina única guía posible para caminar por el Paraíso.

Paraíso

Del Paraíso terrenal Dante asciende al Paraíso verdadero atravesando, con la guía de Beatriz, los nueve cielos, esferas concéntricas luminosas y transparentes, sobre las cuales está el cielo empíreo, fijo, cede del mismo Dios, y, entorno a él, las jerarquías celestiales y la rosa de los bienaventurados, iluminada directamente por el propio Señor de la creación. Los nueve cielos son:
1. Cielo de la Luna, cantos I al IV, donde se ubican los espíritus que quebrantaron sus votos.
2. Cielo de Mercurio, cantos V al VIII, ubicación de los espíritus activos y bienechores.
3. Cielo de Venus, cantos VIII al IX, ubicación de espíritus amantes.
4. Cielo del Sol, cantos X al XIII, ubicación de espíritus de teólogos y doctores.
5. Cielo de Marte, cantos XIV al XVII, ubicación de los espíritus que combatieron por la fe.
6. Cielo de Júpiter, cantos XVIII al XX, ubicación de los espíritus justos y sabios.
7. Cielo de Saturno, cantos XXI al XXII, ubicación de los espíritus contemplativos.
8. Cielo de las Estrellas, cantos XXIII al XXVI, ubicación de los espíritus triunfantes.
9. Cielo Cristalino, cantos XXVII al XXXIII, ubicación del Empíreo donde está Dios iluminando la rosa de los Bienaventurados y rodeado de nueve círculos de jerarquías angelicales que son: ángeles, arcángeles, principados, potestades, virtudes, dominaciones, tronos, querubines y serafines.
El criterio utilizado por el autor para colocar las almas en distintas esferas no está, a diferencia de las cánticas anteriores, explicitado en la obra; lo único obvio es que cuanto más cerca de Dios se encuentra el alma, más perfecta es.
Este es el reino del espíritu absolutamente liberado de la carne, el reino de la contemplación y de la más absoluta alegría emanada de la visión de Dios; las almas nada lamentan de lo terreno, nada ansían, están completas en sí mismas. La almas son pura luz y puro amor y de allí que los trazos particulares se disuelvan en mística unión; los elementos terrestres que reaparecen en este reino son solo imagen de aquello que intentan transmitir. Lanzado a la contemplación de la unidad misma de Dios, Dante exclama: "¡Oh cuán insuficiente es la palabra y cómo es débil para expresar mi concepto!", y ese sentimiento puede hacerse extensivo a toda la cántica.
El poema concluye con la palabra "estrellas", que es la misma con la que concluye el Purgatorio, una muestra más de la simetría exterior que se corresponde con la ordenada arquitectura interna.
Extraído de:
Torres, Teresa y Carriquiry, Margarita. Dante. Editorial Técnica s.r.l.
 

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