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miércoles, 25 de abril de 2018

Información sobre La Biblia

GRUPO:  5° Humanístico 2 Liceo N° 6


LA BIBLIA

Biblia: nombre femenino y singular en la mayoría de las lenguas modernas, es neutro y plural en la forma griega de la cual procede. En su origen significó “los libros”. Hoy se emplea como un superlativo excepcional: el “libro” o “libro de los libros”.
También y atendiendo a su valor religioso, se la denomina “Sagradas escrituras y Libro Santo”.
La Biblia es literatura religiosa, y los hebreos y cristianos la consideran su libro sagrado, inspirado por dios y vehículo de su revelación. La literatura religiosa comprende las obras en las que el autor habla de Dios o con Dios.
Por otra parte, para los hebreos y cristianos la Biblia forma parte de la literatura inspirada, ya que a través de ella Dios se comunicó con algún hombre para que escribiera y la diera a conocer a los demás. Asimismo, es considerada como un libro revelado desde la perspectiva de que algunos autores de ella transmiten enseñanzas que no podrían conocer por medios puramente humanos. La mayoría de las veces son las autoridades religiosas las que determinan cuáles son los libros inspirados y cuáles no.
Está formada por un conjunto de libros, la mayoría anónimos, que contiene los relatos históricos y proféticos relativos al antiguo pueblo hebreo y el surgimiento de la religión cristiana.
Es una obra múltiple pues consiste en una colección de muchas obras de diferentes épocas, autores, géneros, escritas en varias lenguas, sin embargo, todas logran una innegable unidad que permite considerarlas no como libros totalmente independientes, sino como partes armónicamente trabadas de un todo.
La Biblia es, sin duda, la obra más importante de la humanidad. Ninguna producción de la literatura universal ha logrado tanta trascendencia histórica, ni un valor más universal y permanente.
Si bien, la literatura clásica, griega y latina, alcanzaron un mayor nivel de perfeccionamiento artístico, la Biblia, posee mayor trascendencia humana y espíritual y ha servido, no solo para colmar el goce estético, sino como respuesta a las inquietudes del alma y a los interrogantes que se plantea la vida del hombre de todas las naciones y de todos los tiempos.
La Biblia comprende el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, entendiendo la palabra Testamento en su sentido etimológico; que significa Alianza.
El Antiguo Testamento es la parte de la Biblia que trata de la Antigua Alianza celebrada entre Abraham, el primer patriarca, y Yavé, pacto que ha servido de fundamento a la construcción política y religiosa del pueblo judío.
El Nuevo Testamento es el conjunto de la Biblia relativos a la Nueva Alianza, celebrada entre Dios y toda la humanidad, en virtud del mensaje de Jesús.
La Biblia se compone de libros diversos por su origen y naturaleza; pero en todos ellos se desenvuelve una idea central, que constituye la unidad de la Biblia. En el Antiguo Testamento se habla del primer hombre y de su caída, desarrollándose en seguida la idea mesiánica. Los libros del Nuevo Testamento presentan a Jesús como el Mesías anunciado en los libros sagrados de los hebreos.

EL CANON

Es la lista de los libros sagrados, es decir, que se consideran inspirados por Dios.
El Canon Hebreo comprende veinticuatro libros. Los libros aparecen distribuídos cronológicamente, es decir, conforme al orden de aparición, sin tener en cuenta su naturaleza, en tres grandes grupos: Toraha (Ley), Nebiim (Profetas) y Ketubiim (“otros escritos sagrados”).
El Canon Alejandrino, fue compuesto por los judíos helenistas de Alejandría; su distribución se funda no en el orden cronológico de aparición, sino en la naturaleza de los libros.
Las diferencias fundamentales entre el Canon Hebreo y el Alejandrino son las siguientes:

  1. En el Canon Hebreo los libros están agrupados según el orden cronológico de aparición; en el Alejandrino de acuerdo a su naturaleza.
  2. El Canon Hebreo incluye, entre los libros proféticos, algunos libros que, como Josué, Jueces y Reyes, son considerados históricos según el Canon Alejandrino. La razón es que los hebreos denominaban profeta, no a la que tiene la facultad de predecir, sino a todo aquél cuya palabra está inspirada por Dios.
  3. El Canon Alejandrino agrega siete libros que no aparecen en el Canon Hebreo, los deuterocanónicos, llamados apócrifos por los judíos: los dos Macabeos, Judit, Tobías, Baruc, Eclesiástico y Sabiduría.

CLASIFICACIÓN DE LOS LIBROS SAGRADOS SEGÚN EL CANON HEBREO:

1. Toraha (ley) comprende el Pentateuco, integrado por cinco libros: Génesis (libro de la creación), Éxodo (salida de Egipto), Levítico (preceptos de los Levitas), Números (Numeración de los hebreos) y Deuteronomio (Repetición de la Ley o segunda Ley).
2. Nebiim (Profetas) comprende dos partes: los Primeros Profetas, que en realidad son libros históricos por su naturaleza (Josué, Jueces, dos libros de Samuel, y dos libros de los Reyes) y los Últimos Profetas, que son libros proféticos propiamente dichos (Jeremías, Ezequiel, Isías y los Doce Profetas Menores).
3. Ketubiim (Escritos): Ruth, Salmos, Job, Proverbios Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Lamentaciones, Daniel, Ester, Esdras, Nehemías y los dos libros de Crónicas.

CLASIFICACIÓN DE LOS LIBROS SAGRADOS SEGÚN EL CANON ALEJANDRINO:

1. Ley: Pentateuco (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio).
2. Libros históricos: Josué, Jueces, cuatro de Reyes, dos de Crónicas, Esdras – Nehemías, dos libros de Macabeos, Tobías, Judit y Esther.
3. Libros proféticos: Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel y los Doce Profetas Menores.
4. Libros didácticos, sapienciales, o poéticos: Proverbios, Job, Eclesiastés, Eclesiástico, Sabiduría, Rut, Salmos, Cantar de los Cantares, y Trenos de Jeremías.
El Canon Cristiano fue fijado definitivamente por la Iglesia Católica en el Concilio de Trento (1546), que considera como auténticos 73 libros.
Del punto de vista de la autenticidad, no propiamente de genuinidad histórica sino de obras inspiradas por Dios, los libros se clasifican en Apócrifos y Canónicos.
Libros Apócrifos son aquéllos que no conforman parte del canon, por no estar confirmada por la Iglesia su autenticidad.
Libros Canónicos son aquéllos que forman parte del canon, es decir, los reconocidos por la Iglesia como inspirados o auténticos. 
GÉNEROS LITERARIOS Y CLASIFICACIÓN DE LOS LIBROS BÍBLICOS
ANTIGUO TESTAMENTO

La tradicional clasificación en géneros; - lírico, épico y dramático – procedente de la poesía greco – latina, completada luego con otras formas poéticas accesorias, no es aplicable a la literatura hebrea.
En ella encontramos, además de la prosa narrativa, y didáctica, dos géneros poéticos fundamentales: lírico y sentencioso, a los cuales puede agregarsele un tercero: profético.
El género lírico, comprende gran cantidad de composiciones poéticas: el himno religioso o patriótico, cánticos, triunfales en alabanza de Yavé y del pueblo escogido, la plegaria – oración implorando la protección divina frente a los enemigos o el perdón de los pecados, la elegía – lamentación por las desgracias de la nación o de una persona; y el idilio – expresión de los sentimientos de ternura y de amor. El ejemplo típicamente lírico lo constituyen los Salmos.
El género gnómico o sentencioso, consiste en la expresión de doctrinas o enseñanzas religiosas o morales, mediante breves sentencias o complejos enigmas. Los ejemplos más acabados del género sentencioso se encuentran en el libro de los Proverbios.
El género profético; puede ser considerado como una modalidad poética totalmente distinta de las otras dos. Emplea especialmente el lenguaje sublime y elevado.
De acuerdo con lo expuesto, los libros bíblicos pueden ser clasificados, desde el punto de vista literario, en los siguientes grupos; históricos, proféticos y poéticos.
1. Libros Históricos: El Pentateuco y los considerados tales por el canon Alejandrino. Estos libros utilizan la prosa narrativa, el lenguaje corriente, aunque se advierte en ellos fragmentos poéticos.
2. Libros Proféticos: Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel y los Doce Profetas Menores, llamados así no por su menor importancia, sino por su menor extensión.
3. Libros Poéticos: Job (excepto el prólogo y el epílogo), los Salmos y los Proverbios, suele afirmarse que fueron escritos en su mayoría en versos heptasílabos.
También se atribuye carácter poético al Cantar de los Cantares, a las Lamentaciones, al Eclesiástico y a alguno de los Eclesiastés.

NUEVO TESTAMENTO:

Los libros del Nuevo Testamento tratan de la vida y doctrina de Jesús. Constituyen, junto con el Antiguo Testamento, la Biblia Cristiana, pero son rechazados por los hebreos.
El Nuevo Testamento está escrito en griego, no en griego clásico (eolio, jonio, dórico o ático), sino el griego helenístico o popular (koiné).
Por su naturaleza, los veintisiete libros que integran el Nuevo Testamento pueden distribuirse en los siguientes grupos:
1. Libros histórico - dogmáticos: los cuatro Evangelios, de San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan.
2. Libros didácticos: las veintiún Epístolas, las catorce de San Pablo y las siete cartas católicas de San Pedro, San Juan, San Judas y Santiago.
3. Un libro histórico, Los hechos de los Apóstoles, el cual narra la historia de la Iglesia naciente y propagación del Evangelio, especialmente lo que corresponde a San Pedro y San Pablo.
4. Un libro profético; El Apocalipsis de San Juan. Es el único libro de carácter profético del Nuevo Testamento. 
LOS NOMBRES DE DIOS

Los nombres más usados son Yahvé, Elohim, Adonai y, algunas veces El Sadday. Yahvé equivale a “soy el que soy”o “el que es”. Elohim, nombre en plural, equivale a “dioses hizo”, “dioses creó”. Adonai se traduce “el señor”, y “El Sadday” como “el Todopoderoso”.

Bibliografía consultada:

Selección del Génesis Bíblico

Grupo 5° HUMANÍSTICO 2 Liceo N° 6

La Biblia. Antiguo Testamento. Génesis capítulo I, II y III

Capítulo 1 

La creación 
1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 
1:2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. 
1:3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. 
1:4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 
1:5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día. 
1:6 Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. 
1:7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así.
1:8 Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo. 
1:9 Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así.
1:10 Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno. 
1:11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 
1:12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. 
1:13 Y fue la tarde y la mañana el día tercero. 
1:14 Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, 
1:15 y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. 
1:16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. 
1:17 Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, 
1:18 y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. 
1:19 Y fue la tarde y la mañana el día cuarto. 
1:20 Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. 
1:21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. 
1:22 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. 
1:23 Y fue la tarde y la mañana el día quinto. 
1:24 Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. 
1:25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno. 
1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 
1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
1:28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. 
1:29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. 
1:30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. 
1:31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto. 

Capítulo 2


2:1 Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. 
2:2 Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. 
2:3 Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación. 
El hombre en el huerto del Edén 
2:4 Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos,
2:5 y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra,
2:6 sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra.
2:7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
2:8 Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.
2:9 Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
2:10 Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos.
2:11 El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro;
2:12 y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice.
2:13 El nombre del segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus.
2:14 Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates.
2:15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.
2:16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;
2:17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
2:18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
2:19 Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.
2:20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.
2:21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.
2:22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.
2:23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.
2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
2:25 Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban. 

Capítulo 3

Desobediencia del hombre 

3:1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 
3:2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 
3:3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 
3:4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 
3:5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 
3:6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. 
3:7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. 
3:8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 
3:9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 
3:10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 
3:11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? 
3:12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. 
3:13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. 
3:14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 
3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. 
3:16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. 
3:17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 
3:18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 
3:19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. 
3:20 Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes. 
3:21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. 
3:22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. 
3:23 Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. 
3:24 Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida. 

Extraído:



miércoles, 11 de abril de 2018

Selección de poemas de Charles Baudelaire


6°Derecho 3 Liceo N°9

El Albatros


A menudo, por divertirse, los hombres de la tripulación
cogen albatros, grandes pájaros de los mares,
que siguen, como indolentes compañeros de viaje,
al navío que se desliza por los abismos amargos.

Apenas les han colocado en las planchas de cubierta,
estos reyes del cielo torpes y vergonzosos,
dejan lastimosamente sus grandes alas blancas
colgando como remos en sus costados.

Que torpe y débil es este alado viajero.
Hace poco tan bello, ¡qué cómico y qué feo!
Uno le provoca dándole con una pipa en el pico,
otro imita, cojeando, al abatido que volaba.

El Poeta es semejante al príncipe de las nubes, 
que frecuenta la libertad y se ríe del arquero,
desterrado en el suelo, en medio de los abucheos,
sus alas de gigante, le impiden caminar.

Extraído:
Baudelaire Charles. Las Flores del Mal. Ed. Méxicanos Unidos S.A. 1999


L´Albatros


Souvent, pour s'amuser, les hommes d'équipage
Prennent des albatros, vastes oiseaux des mers,
Qui suivent, indolents compagnons de voyage,
Le navire glissant sur les gouffres amers.

A peine les ont-ils déposés sur les planches,
Que ces rois de l'azur, maladroits et honteux,
Laissent piteusement leurs grandes ailes blanches
Comme des avirons trainer á coté d'eux.

Ce voyageur ailé, comme il est gauche et veule!
Lui, naguére si beau, qu'il est comique et laid!
L'un agace son bec avec un brûle-gueule,
L'autre mime, en boitant, l'infirme qui volait!

Le Poête est semblable au prince des nuées
Qui hante la tempête et se rit de l'archer;
Exilé sur le sol au milieu des huées,
Ses ailes de géant l'empêchent de marcher.

Extraído:




El Albatros 

Recitado e imágenes de; Antonio Lino Rivero Chaparro





El perro y el frasco


─Lindo perro mío, buen perro, chucho querido, acércate y ven a respirar un excelente perfume, comprado en la mejor perfumería de la ciudad.
Y el perro, meneando la cola, signo, según creo, que en esos mezquinos seres corresponde a la risa y a la sonrisa, se acerca y pone curioso la húmeda nariz en el frasco destapado; luego, echándose atrás con súbito temor, me ladra, como si me reconviniera.
─¡Ah miserable can! Si te hubiera ofrecido un montón de excrementos los hubieras husmeado con delicia, devorándolos tal vez. Así tú, indigno compañero de mi triste vida, te pareces al público, a quien nunca se ha de ofrecer perfumes delicados que le exasperen, sino basura cuidadosamente elegida.


Selección de Pequeños Poemas en Prosa de Charles Baudelaire



Poema original en francés:


Le chien et le flacon


« — Mon beau chien, mon bon chien, mon cher toutou, approchez et venez respirer un excellent parfum acheté chez le meilleur parfumeur de la ville. »
Et le chien, en frétillant de la queue, ce qui est, je crois, chez ces pauvres êtres, le signe correspondant du rire et du sourire, s’approche et pose curieusement son nez humide sur le flacon débouché ; puis, reculant soudainement avec effroi, il aboie contre moi en manière de reproche.
« — Ah ! misérable chien, si je vous avais offert un paquet d’excréments, vous l’auriez flairé avec délices et peut-être dévoré. Ainsi, vous-même, indigne compagnon de ma triste vie, vous ressemblez au public, à qui il ne faut jamais présenter des parfums délicats qui l’exaspèrent, mais des ordures soigneusement choisies. »


EL EXTRANJERO


- Hombre enigmático, dime a quién amas más: ¿a tu padre, a tu madre, a tu hermana o a tu hermano?
- No tengo padre ni madre, ni hermano ni hermana.
- ¿Tus amigos?
- Usa una palabra cuyo sentido me es desconocido hasta hoy.
- ¿Tu patria?
- Ignoro bajo qué latitud está ubicada.
- ¿La belleza?
- Con gusto la amaría, diosa e inmortal.
- ¿El oro?
- Lo odio tanto como usted a Dios.
- ¿Qué amas entonces, extraordinario extranjero?
- Amo las nubes... las nubes que pasan... allá... allá... ¡maravillosas nubes!




"El extranjero", poema de Charles Baudelaire, leído y traducido por Pablo Krantz






Poema original en francés:


L'étranger


"Qui aimes-tu le mieux, homme énigmatique, dis ? ton père, ta mère, ta sœur ou ton frère ?
- Je n'ai ni père, ni mère, ni sœur, ni frère.
- Tes amis ?
- Vous vous servez là d'une parole dont le sens m'est resté jusqu'à ce jour inconnu.
- Ta patrie ?
- J'ignore sous quelle latitude elle est située.
- La beauté ?
- Je l'aimerais volontiers, déesse et immortelle.
- L'or ?
- Je le hais comme vous haïssez Dieu.
- Eh ! qu'aimes-tu donc, extraordinaire étranger ?
- J'aime les nuages... les nuages qui passent... là-bas... là-bas... les merveilleux nuages !" 




Charles Baudelaire
De: “Pequeños poemas en prosa” (o Le Spleen de Paris) – 1862
Traducción de Enrique Díez-Canedo


Romanticismo: surgimiento y características


6° Derecho 3 Liceo N°9

Romanticismo
   Se puede definir al Romanticismo como una revolución literaria, que fue paralela con la revolución política de 1789 (Revolución Francesa). Supuso una nueva forma de entender el mundo, y una nueva reformulación de valores. El romántico rechaza las jerarquías aceptadas hasta el momento, se siente incómodo con la rigidez del mundo en que viven.
   El prototipo de hombre romántico es joven, rebelde, inconformista, sediento de justicia, sensible y deseoso de mostrarse tal como es, cambiante, soberbio, con conciencia de ser víctima social. Es un inadaptado, un individuo difícil de integrarse dentro del orden social, y a su vez orgulloso de no estarlo. Desea y necesita estar fuera del mundo que desprecia, mundo regido por principios como la apariencia y el dinero. El romántico es esencialmente un idealista.
   Esta inadaptación del romántico lo lleva a buscar nuevos mundos alternativos, en los que puedan evadirse. Mundo lejanos, perdidos, exóticos, donde la realidad no pueda alcanzarlos y destruirlos. La realidad los niega a ellos, entonces ellos niegan la realidad por medio de la evasión. Así ellos oponen a la realidad, el ideal. En esos mundos estarán resueltas las contradicciones y las carencias del presente.



El caminante sobre el mar de nubes 
Der Wanderer über dem Nebelmeer
Caspar David Friedrich, 1818
                                    

   Tener buscar mundos exóticos les recuerda que han perdido uno, el que viven, por eso el hombre romántico están siempre teñido por un sentimiento de melancolía y tristeza que les impide disfrutar del presente.
   La razón por la cuál deben huir mentalmente de esta sociedad es la falsa apariencia de felicidad y seguridad que maneja el hombre burgués. La Razón no ha hecho que alejar al hombre de la Vida y la Verdad auténtica.
   Una de las características de esos lugares elegidos por los románticos, son los que predomina la Naturaleza, símbolo de la armonía perdida. Hubo una época en la que el Hombre era Naturaleza; era parte de ella y no estaba en ella. En ese tiempo no había preguntas que atormentaran su existencia, no había dolor ni angustia, sólo el simple devenir de la vida. Esos son los mundo que el romántico quiere partir con su imaginación.
   Sin embargo, el hombre romántico se mueve en el terreno de la ambigüedad. Tanto desea ser seguido por esa sociedad, como la rechaza de plano. Se presenta ante el mundo de forma estruendosa y reclama ser seguido por todos. Es un líder al que todos ignoran su voz. Se lanza a la búsqueda de un destino heroico y casi siempre tiene un referente al que imitar, de la misma manera que lo hizo “Don Quijote” muchos siglos antes. No es casual que ellos se identificaran con este personaje de novela y lo ensalzaran.
   Este deseo de ser un líder, y a su vez ser un ignorado por todos lo lleva a una profunda soledad, tema recurrente en la literatura romántica. El hombre romántico es el eterno incomprendido, se encuentra solo con una verdad que le llena pero que es incapaz de hacer comprender a otros. Esto lo hace un rebelde de la sociedad en que vive.
   La autenticidad y la originalidad son dos pilares fundamentales de este hombre. Prefieren dejarse matar antes que fingir ante los otros, si cree que estos son falsos. Cualquier hipocresía y cualquier convencionalismo son motivos de lucha para ellos. Si algo asusta al romántico es la indiferencia, verse confundido o atrapado por la igualdad, ser uno más, un anónimo. La soledad, el aislamiento, la originalidad, es preferible ser el único acusado antes que ser uno más entre los jueces.
   La soledad del héroe romántico tiene ese carácter trágico. Sin embargo, él consigue hacer de su fracaso social un signo de triunfo. Ser rechazado le permite confirmar que está en posesión de una verdad profunda, que por su grandeza, se vuelve incomprensible para todos los demás, que no están a su altura.
   El arte ya no tiene la función de reconciliar a la sociedad, ni de enseñar. Ahora el arte es individual y no asume la visión de la comunidad, sino la visión subjetiva del artista.
  La superioridad del hombre romántico está en la capacidad de sufrimiento y en la dimensión de su dolor que no se compara con el dolor vulgar. Él vive el dolor en forma extrema, llega a elevar cualquier pena diaria a niveles grandiosos. Es el dolor el signo de su sensibilidad. Así lo que los demás viven superficialmente, para el romántico es una tragedia.
Características literarias:
  • Subjetivismo. Predomina el sentimiento personal, el “yo” como único sentimiento válido, el tono confidencial de la poesía es característica también de la literatura romántica. El sentimiento está por encima de la razón, y la imaginación, muy por encima de la realidad.
  • Melancolía y amor a la soledad. El romántico lleva consigo un desgano por la vida que le toca. Una de las actitudes más comunes es el “spleen”, también llamado “mal del siglo”. Esto es una especie de neurosis proveniente del contraste entre la realidad que se ha soñado y la realidad que se vive. El hombre romántico sueña con un mundo de ficción alegre, carnal y dinámico.
  • Evasión. Uno de los motivos de la evasión es el dolor que les provoca la realidad. La lucha contra las reglas clásicas y la rigidez del clasicismo, los llevan a buscar espacios donde se sientan plenos y libres. Esos espacios deben estar muy lejos en el tiempo y en el espacio, y permitir el descubrimiento de un mundo desconocido.
  • Sentimiento de sublimación de la naturaleza. El romanticismo se consustancia con la naturaleza y ésta se transforma en su confidente, en ella halla su consuelo. En el Romanticismo el paisaje lo invade todo, éste es exótico, poco conocido. Por lo general el paisaje tiene relación con el interior de la persona o personaje. El romántico  entiende que el clima y la naturaleza reflejan su interior.
  • Idealizan a la mujer o la demonizan. La mujer es vista como algo eróticamente inalcanzable, o porque la muerte los separa, o porque ella está comprometida o tal vez, ni siquiera es de este mundo. La mujer envuelve al romántico y le hace vivir a sus expensas. El romántico queda atrapado en ese sentimiento, aún cuando esa mujer sea de piedra.
  • El elemento sobrenatural. Este también fue un tema muy apreciado por los románticos. Esta tendencia se vio reforzada por la desilusión que les provocaba el racionalismo del siglo XVIII.
  • En cuanto a lo formal, hay una libertad temática y una forma de expresión que debe fluir espontáneamente según sus emociones o pasiones. Así no se seguirán las formas rígidas de la poesía, sino que como sienta el artista, así expresará sus versos.

El Romanticismo y el Simbolismo
   A la sensibilidad romántica, solo constituida por las exigencias del corazón, el Simbolismo le agrega un análisis lúcido de la NATURALEZA HUMANA.
  El “mal del siglo” romántico (melancolía, soledad profunda del poeta) se transforma en tedio, hastío, spleen: una inmóvil e impotente desesperación, sentimiento que sobrepasa al Romanticismo. La naturaleza no es siempre pura y apacible, aparece la ciudad, lo artificial.
   Charles Baudelaire (1821- 1867) fue un poeta y crítico de arte francés, parisino para ser más específico, nacido en 1821 y muerto en 1867. Coinciden todas las biografías en que llevó una vida licenciosa, bohemia, y que tuvo relación con muchos de los grandes poetas contemporáneos, como Hugo o Vigny, entre otros. Fue llamado por la crítica "poeta maldito", dado que uno de sus tópicos más recurrentes fue el Mal.

   Las Flores del Mal, ha sido considerada su obra maestra.



   La primera edición de esta obra data de 1857, después del período de decadencia del Romanticismo, es considerada una de las obras más maduras del movimiento, en donde el poeta tiene la conciencia más crítica del Romanticismo. La melancolía que se había expresado en las novelas del movimiento se transforma en angustia, el demonio que posee los corazones ahora también posee las conciencias. Baudelarie, desde lo natural, vislumbra lo sobrenatural, a través de lo múltiple, lo único, a través del transcurrir de los instantes lo eterno.
   En su primera edición de 1857, de Las Flores del Mal fueron censurados 6 poemas por "ultraje a la moral pública y a las buenas costumbres". Fue obligado, junto a su editor, a pagar multas. Baudelaire comentó sobre el hecho que:
"Todos los imbéciles de la burguesía que pronuncian las palabras inmoralidad, moralidad en el arte y demás tonterías me recuerdan a Louise Villedieu, una puta de a cinco francos, que una vez me acompañó al Louvre donde ella nunca había estado y empezó a sonrojarse y a taparse la cara. Tirándome a cada momento de la manga, me preguntaba ante las estatuas y cuadros inmortales cómo podían exhibirse públicamente semejantes indecencias..."
   En 1861 se hace una segunda edición, que si bien deja fuera a los poemas censurados, agrega 30 poemas nuevos. La versión definitiva será póstuma, de 1868, y contará con 151 poemas.
   Las Flores del Mal es una obra de concepción clásica, es decir, digna de ser imitada, y que marca un modelo para las generaciones venideras, de un contenido oscuramente romántico, en que los poemas se exponen de manera ordenada, siguiendo un criterio. Las Flores del Mal no es un simple poemario, en donde los poemas están juntos por el sólo propósito de juntarlos. Tienen valor por sí mismos, pero tampoco puede ser despreciado el inmenso valor que tiene como parte de un todo integrado, que es la obra. Como apertura de la obra aparece el poema "Al Lector", que cumple la función de un prólogo, en él la obra se apoyará para despegar en su viaje. Luego, está divida en seis secciones, siendo "Spleen e Ideal" la primera de ellas, y la más extensa, abarcando más de la mitad de la obra. Mediante el Amor y el Tedio, el Poeta llega a la "conciencia en el mal". En la segunda sección, llamada Cuadros Parisinos, compuesta de dieciocho poemas, el Poeta contempla la ciudad y sus habitantes, dejando de buscar en sí mismo para ser testigo de las calles de París; descubriendo en el exterior el problema esencial de la condición humana: el Mal. La tercera sección se llama El Vino, y está compuesta por cinco poemas y es un intento de huída a los paraísos artificiales, que no termina sino en el fracaso y el tedio. En la cuarta sección, titulada Las Flores del Mal, se aprecian doce poemas en que se constituyen los apóstoles del mal. La quinta sección, titulada Rebelión, según Thibaudet "después de haber optado por el mal el poeta opta por el jefe del mal, por el Diablo", y por su gesto más definidor, la blasfemia, la rebelión. Cuenta solo con tres poemas. Como no podía ser de otra forma, la obra cierra con La Muerte. Una sección que cuenta con seis poemas, que son la muerte de los protagonistas (los artistas, los amantes, los pobres), y el comienzo de un viaje hacia lo "Nuevo".
   En palabras del propio autor: “En este libro atroz puse todo mi pensamiento, todo mi corazón, toda mi religión (travestida), todo mi odio". Lo que da unidad a su libro es la confesión que el autor hace de su mal, de sus esperanzas, de sus fracasos, de sus desconfianzas. En oposición a los poetas ilustres que han elegido "las provincias más floridas del dominio poético", se propone "extraer la belleza del Mal". De esta manera, el autor, a través de su propia experiencia, quiso retratar la tragedia del ser humano, a menudo disfrazada de un falso pudor: "¡Hipócrita lector, mi semejante, mi hermano!". Es la tragedia del hombre doble: ángel caído y objeto de un conflicto perpetuo entre el Cielo (espiritualidad) y el Infierno (animalidad). El libro explica su composición gracias a esta dualidad: hay partes en que parece triunfar las aspiraciones hacia el Ideal y otras que hablan de caídas lamentables, fuentes de un mal moral que el poeta llama el "Spleen".


Extraído de:
Mejía González, Fabián. Visión del mundo de los Románticos. Bogotá. 2010
Bula Píriz, Roberto y Mirza, Rogelio. Charles Baudelaire. Ed. Técnica. Montevideo 2009

martes, 3 de abril de 2018

A la deriva - Horacio Quiroga


Grupo 3°5 Liceo Delta del Tigre

Horacio Quiroga "Cuentos de amor, de locura y de muerte":

A la deriva, enlace del texto:

http://www.literatura.us/quiroga/deriva.html


Edipo Rey - Sófocles


5° Humanístico 2 Liceo N° 6 Francisco Bauzá

EDIPO REY enlace de la obra:

http://www.biblioteca.org.ar/libros/133636.pdf

El análisis específico del Prólogo y el Episodio I

Orígenes del teatro y la tragedia griega

ORÍGENES DEL TEATRO

El teatro surge en la Antigua Grecia, concretamente en una zona geográfica: el Ática, región donde se encontraba la ciudad de Atenas.
La Antigua Grecia estaba formada por numerosos estados independientes diseminados por la península balcánica, el oeste de Asia Menor, el sur de Italia y las islas del mar Egeo, separadas entre sí por fronteras naturales de mar o de montañas. Esas ciudades – estado eran las “polis”, autónomas y autárquicas y de territorio pequeño.
A pesar de ser un mosaico de ciudades – estado con sus localismos, diferencias dialectales y formas diferentes de organización, los griegos tenían plena conciencia de su unidad como pueblo, por su origen común, por hablar la misma lengua y creer en los mismos dioses. Se llamaron a sí mismos “helenos” (la denominación de “griegos” se la dan los romanos).

La lengua.
La importancia de la lengua era tal, que la “Hélade” comprendía a todos aquellos que hablaban griego, vinieran de Grecia, Asia o del sur de Italia.
Cada ciudad tenía su propio dialecto pero existían tres grandes grupos dialectales que se diferenciaban por su vocabulario, pronunciación y formas de las palabras: el jonio (una de las ramas es la base del koiné, que es el griego común), el dorio (es el que empleaban los poetas para las intervenciones del coro en la tragedia), y el eolio.
Los griegos comprendían los diferentes dialectos, y era frecuente que convivieran en una misma obra literaria.

La religión.
Al referirnos a la religión griega debemos introducir el concepto de mitología. La palabra es de origen griego: “mythos” (fábula) y “logos” (tratado). La mitología es el conjunto de fábulas y leyendas de un pueblo, y también el estudio de los mismos.
El mito es la tentativa de penetrar, por medio de la imaginación en lo que no puede explicarse de otra manera: el misterio de la existencia. El hombre busca, a través del mito, acercarse a todo aquello que no puede explicar racionalmente. Son respuestas a las cuestiones más profundas o graves que un grupo humano puede plantearse: sus orígenes, su destino, el mundo, la vida, la muerte, el más allá.
La religión griega era antropomórfica, sus dioses tenían forma humana. En realidad, se diferenciaban de los humanos por el poder y la inmortalidad, pero tienen las mismas debilidades y están sujetos a las mismas pasiones que los hombres. Se mezclan en los asuntos humanos y suelen incluso mantener relaciones amorosas.
El politeísmo era la otra característica. Existían doce divinidades principales, pero había numerosísimas divinidades locales, semidioses o héroes deificados.
Cada polis poseía sus cultos y rituales, y las versiones de los mitos varían no solo en el tiempo y en el espacio, sino en las manifestaciones religiosas de las diversas capas sociales.
En el siglo VII A.C. se incorpora al Olimpo una nueva divinidad: DIONISOS. El surgimiento del teatro está estrechamente vinculado con las fiestas que se celebraban en diferentes épocas del año en honor a este dios.

El mito de Dionisos.
Dioniso, llamado también Baco e identificado en Roma con el antiguo dios itálico Liber Pater, es, en esencia, en la época clásica, el dios de la viña, del vino y del delirio místico. Su leyenda es compleja, porque une elementos diversos tomados en préstamo no solo a Grecia, sino también a países vecinos.
Así, por ejemplo, Dioniso ha asimilado cultos análogos procedentes de Asia Menor, y estas identificaciones parciales han dado origen a episodios relacionados, con mayor o menor fortuna, con el resto de su historia.
Dioniso es hijo de Zeus y de Sémele, hija de Cadmo y Harmonía. Pertenece, por tanto, a la segunda generación de los Olímpicos, como Hermes, Apolo, Artemis, etc. Sémele, amada por Zeus, le pidió que se le mostrase en todo su poder, cosa que hizo el dios para complacerla; pero, incapaz de resistir la visión de los relámpagos que rodeaban a su amante, cayó fulminada. Zeus se apresuró a extraerle el hijo que llevaba en el seno, y que estaba solo en el sexto mes de gestación. Lo cosió en seguida en su muslo, y al llegar la hora del parto, lo sacó, vivo y perfectamente formado. Era el pequeño Dioniso, el dios <<nacido dos veces>>. El niño fue confiado a Hermes, quien encargó de su crianza al rey Orcómeno, Atamante, y a su segunda esposa Ino. Les ordenó que revistiesen a la criatura con ropas femeninas a fin de burlar los celos de Hera, que buscaba la perdición del niño, fruto de los amores adúlteros de su esposo. Pero esta vez Hera no se dejó engañar y volvió loca a la nodriza de Dioniso, Ino, y aún al propio Atamante. En vista de ello, Zeus se llevó a Dioniso lejos de Grecia, al país llamado Nisa, que unos sitúan en Asia y otros en Etiopía o África, y lo entregó a las ninfas de aquellas tierras para que lo criasen. Con objeto de evitar que Hera lo reconociese, lo transformó entonces en cabrito. Este episodio explica el epíteto ritual de <<cabrito>> que lleva Dioniso, y, a la vez, de una etimología aproximada de su nombre, al acercarlo al de Nisa. Más tarde, las ninfas que criaron a Dioniso se convirtieron en las estrellas de la constelación de la Híades.
Ya adulto, Dionisio descubrió la vid y su utilidad. Pero Hera lo enloqueció, y en estado de locura anduvo el dios errante por Egipto y Siria. Remontando las costas de Asia, llegó a Frigia, donde lo recibió la diosa Cibeles, que lo purificó e inició en los ritos de su culto. Curado ya de la locura, Dioniso se trasladó a Tracia, donde fue mal acogido por el rey Licurgo, que reinaba en los márgenes del Estrimón. Licurgo intentó coger prisionero al dios, pero no lo consiguió, pues este fue a refugiarse al lado de la nereida Tetis, quien le dio asilo en el mar. Pero Licurgo pudo capturar a las bacantes que escoltaban a Dioniso; estas fueron liberadas milagrosamente, y Licurgo, atacado de locura. Creyendo destruir la vid, la planta sagrada de su divino enemigo, cortóse la pierna y cercenó al mismo tiempo las extremidades de su hijo. Vuelto a la razón, se dio cuenta también de que sobre su país se había abatido el azote de la esterilidad. Se consultó el oráculo, y este reveló que la cólera de Dioniso no se calmaría hasta que se hubiese dado muerte a Licurgo; así lo hicieron sus súbditos, quienes lo descuartizaron atándolo a cuatro caballos.
Desde Tracia, Dioniso pasó a la India, país que conquistó en el curso de una expedición mitad guerrera, mitad divina, sometiendo aquellas tierras por la fuerza de las armas – pues llevaba consigo un ejército – y también con sus encantamientos y poder místico. En esta época parece que tomó su origen el cortejo triunfal con el que Dioniso se acompañaba: el carro tirado por panteras y adornado con pámpanos, y hiedra, los silenos y las bacantes, los sátiros y otras divinidades menores.
De vuelta a Grecia, Dioniso se dirigió a Beocia, el país de donde era oriunda su madre. En Tebas, donde reinaba Penteo, sucesor de Cadmo, introdujo las Bacanales, las fiestas de Dioniso, en las que todo el pueblo, y especialmente las mujeres, era presa de delirio místico y recorría el campo profiriendo gritos rituales. El rey se opuso a la introducción en su país de ritos tan peligrosos, y fue por ello castigado, así como su madre Ágave, en pleno delirio, lo desgarró con sus propias manos en el Citerón. En Argos, adonde fue a continuación, Dioniso puso de manifiesto su poder de manera análoga, al enloquecer a las hijas del rey Peto, así como a las mujeres del país, que recorrieron la campiña mugiendo como si hubiesen sido convertidas en vacas y llegando, en su extravío, hasta devorar a sus hijos en su seno.
Después, quiso el dios pasar a Naxos, para lo cual contrató los servicios de unos piratas tirrenos, pidiéndoles que lo embarcasen en su naves y lo condujesen a dicha isla. Pero los piratas, fingiendo aceptar el trato, pusieron rumbo al Asia, con la idea de vender a su pasajero como esclavo. Cuando Dioniso se dio cuenta, transformó los remos en serpientes, llenó el barco de hiedra e hizo que resonaran flautas invisibles. Paralizó la nave entre enramadas de parra, de tal modo que los piratas, enloquecidos, se precipitaron al mar, convirtiéndose en delfines – lo cual explica que los delfines sean amigos de los naufragios, puesto que son piratas arrepentidos -. En este momento, el poder de Dioniso fue reconocido por todo el mundo, y el dios pudo ascender al cielo, terminada ya su misión en la tierra e implantada por doquier la observancia de su culto.
Sin embargo, antes quiso descender a los Infiernos en busca de la sombra de su madre Sémele, para devolverla a la vida. Hízolo atravesando el lago de Lerna, un lago sin fondo que se creía el acceso más directo al mundo infernal. Pero, como Dioniso no sabía el camino, hubo de preguntarlo a un tal Prosimno, el cual le pidió, para cuando regresase, una determinada recompensa. Dioniso no pudo dársela porque Prosimno había muerto antes de su regreso, pero se esforzó en cumplir su promesa mediante un bastón de forma apropiada que plantó en su tumba. En el Hades, Dioniso pidió al dios que pusiese en libertad a su madre. Hades accedió a condición de que Dioniso diese a cambio algo que estimara en mucho. Entre sus plantas predilectas, el dios cedió el mirto, y tal es el origen, según se dice, de la costumbre que tenían los iniciados en los misterios dionisíacos de coronarse la frente con mirto.
Después de su ascensión al cielo, y en calidad de dios, Dioniso raptó a Ariadna, en Naxos.
Dioniso interviene también en la lucha de los dioses contra los gigantes. Mata a Éurito de un golpe de tirso (larga asta adornada con hiedra), su insignia ordinaria.
Dioniso, dios del vino y la inspiración, era festejado mediante tumultuosas procesiones en las que figuraban, evocados por máscaras, los genios de la Tierra y la fecundidad. De estos cortejos se originaron las representaciones, más regulares, del teatro, la comedia, la tragedia y el drama satírico, que conservó por más tiempo la huella de su origen. En la época romana, y desde el siglo II antes de nuestra Era, los Misterios de Dioniso, con su carácter licencioso y orgiástico, penetraron en Italia, donde encontraron tierra abonada entre las poblaciones poco civilizadas aún en la zona montañosa central y meridional. El Senado Romano hubo prohibido la celebración de las Bacanales en 186 antes de Jesucristo. Pero las sectas místicas siguieron guardando las tradición dionisíaca, y el dios desempeña todavía un importante papel en la religión de la época imperial.

¿Cuáles son los aspectos del mito y del culto de los cuales surgirá más tarde la tragedia?

El propio nacimiento del dios está rodeado de persecución, desmesura y sufrimiento: persecución de Hera, que busca su aniquilamiento, desmesura de Sémele, que pretende presenciar junto a Zeus la máxima manifestación de este olvidando su condición de mortal: sufrimiento consecuente de ambas situaciones, y que lo colocan al borde de la muerte pre – natal.
Toda su infancia estará signada por la persecución de Hera, de la que buscará escapar por medio del uso del disfraz (ropas femeninas, pieles de animales), que oculte su verdadera identidad (esencia del actor que, en escena, oculta su ser para adoptar una personalidad diferente a la propia).
A partir de este fenómeno, nos dirigimos al culto, donde los fieles reproducen el comportamiento del dios, cuando, durante el delirio místico, el uso de la piel del macho cabrío y eventualmente de máscara, se materializaba un rito de incorporación en el que creían que sus cuerpos recibían el espíritu del dios.
Junto a esto, dentro aún de los rituales dionisíacos, se debe considerar a los “entonadores del ditirambo”.

¿Qué es el “ditirambo”?
El término “dithyrambos”, designaba en la antigua Helade una modalidad de canto en honor a Dionisos. De estilo ampuloso, música apasionada, se acompañaba con flauta y se bailaba. Al principio, el contenido consistía en la evocación de las aventuras del dios y su consiguiente exaltación.
Durante la entonación bebían vino con fervor religioso, pues creían que con eso introducían en su cuerpo el espíritu del dios. El rito derivaba en exaltación orgiástica, ya que Dionisos también representaba el estado natural, la euforia vital, el desenfreno.
La función social del ritual dionisíaco era catártica: purificaba al individuo, era para ellos como una válvula de escape. Dionisos ofrecía libertad, era el dios del goce.

¿Cómo se llega, a partir del ditirambo (canto himnico coral) a la forma dramática?
Parecería ser que con el surgimiento del “hypocrites” (el que responde), es decir, un solista, que separa su canto o recitado del resto del coro, para entonarlo alternadamente: el coro pregunta, el solista responde; o el coro expone y el solista interpreta: estarían naciendo allí el personaje a la par que el actor que lo encarna (inicialmente el encarnado sería el propio Dioniso). La creación del “hypocrites” habría sido obra de Tespis, director del coro (corifeo) quien pasará a la historia como el posible creador de la tragedia, hacia el 536 A.C. Para que los coreutas descansaran improvisaba recitados que serían el germen de la labor de los actores, estableciendo un diálogo con el sacerdote. También se le atribuye la invención de la máscara (antes se pintaban el rostro) y el incluir en los cantos, no solo las hazañas de Dionisos sino las de los héroes nacionales y locales.

Evolución de la tragedia.

Se deben destacar tres de sus mayores exponentes y contribuyentes en su evolución: Esquilo, Sófocles y Eurípides.

       Esquilo:
  • Introduce el deuteragonista, con el que dialoga el protagonista, en los dramas anteriores el diálogo se mantenia entre el hyprocrités y el coro.
  • El coro pierde importancia, quedando subordinado a la acción llevada a cabo por los personajes.
  • La tradición le atribuye la invención(quizás el perfeccionamiento) de la máscara y el coturno.
  • En algunas de sus obras aparecen temas que se reiterarán en las posteriores: la ineluctibilidad de las leyes del Hado, la herencia misteriosa del delito, el conflicto interior entre la voz natural y un orden superior, el cumplimiento de una ley justiciera en las vicisitudes humanas.
  • Organizó sus obras en trilogías: tres tragedias bajo un tema común. 
    Sófocles:
  • Introdujo el tritagonista.
  • Carácter más dramático por la vivacidad de los diálogos.
  • Humanización de los personajes,, con una psicología más dinámica y profunda.
  • Disminuye el papel del coro, cuyos pasajes líricos serán más breves.
  • Tiende a introducir al coro cada vez más dentro del nudo de la acción y hacer de él cada vez más un “personaje”.
  • Aumentó a quince el número del coro.
  • Sustituyó la trilogía encadenada a la manera esquiliana por la trilogía libre donde cada una adquiere autonomía.
  • Sus héroes no son prisioneros del destino sino de su propia personalidad, de sus errores y de sus pasiones.
    Eurípides:
  • El papel de los actores se hace más importante.
  • El coro ya no es uno de los elementos de la acción.
  • Ahonda psicológicamente en los personajes.
  • Introduce nuevos móviles para la acción, cuya trama es más compleja.
  • Mitos y leyendas humanizados y racionalizados.
  • Perfeccionamiento de los elementos de la puesta en escena.
  • Uso particular de Prólogo, epifanía y Deus ex machine.

    Definición de tragedia.
    Etimológicamente, es el canto del coro disfrazado de sátiros (“tragos”: macho cabrío; “ode”; canto).
    Definición de tragedia según Aristóteles: “La tragedia es imitación de una acción esforzada y completa, de cierta extensión, en lenguaje agradable, actuando los personajes y no mediante relato, y que, mediante compasión y temor, llevaba a cabo la purificación de los afectos”.
    En el final de la definición aparece la función didáctica de la tragedia: la catarsis. Significa “transformación”. Es la repercusión en el espectador de un proceso que debía realizar el personaje.
    El personaje aparece en estado de equilibrio (sofrosine). Por un error, un traspié desafortunado (hamartía), se desencadenan las “peripateia”, peripecias, es decir, mudanza súbita de situación, así incurre en una culpa que lo transporta a una angustia máxima (crisis). Su “hybris”, orgullo, desmesura, obstinación, ir más allá de los límites permitidos por los dioses, le provoca “até” ceguera, espiritual del entendimiento, y lo impulsa a actuar en contra de su “moira”, destino, de ello no se percatará hasta donde sea demasiado tarde. Luego, reconoce su culpa, y acepta su castigo como justo (anagnorisis), restableciéndose el equilibrio. Cuando este proceso es “vivido” por el espectador, se da la catarsis, para que ello sea posible, este debe sentir “sympatheia” hacia el héroe, quien debe ser digno de despertar sentimientos respetuosos. El espectador debe reconocer que si comete esos errores recibirá un castigo, y deberá aceptarlo. No hay culpa sin castigo, y no hay castigo que no sea justo.

Unidades aristotélicas de la tragedia.
A partir de la definición de tragedia de Aristóteles, podemos señalar las que se denominan tres unidades:
  1. Unidad de acción: la tragedia debe mostrar una sola fábula, una acción completa y entera. Si se cuenta más de una acción, la obra se desmesura.
  2. Unidad de tiempo: no se admite desmesura temporal. El tiempo de la ficción en la tragedia no debe superar las 24hs. Está limitada por la capacidad del recuerdo.
  3. Unidad de lugar: la acción de cada tragedia debe desarrollarse en el mismo lugar, de principio a fin, sin cambio de escena.

Estructura de la tragedia.
  1. Prólogo (diálogo o monólogo). Centra la atención en el mito o la parte del mito que se representará, vinculando el pasado con el presente de la acción, ofr4eciendo al espectador el motivo y las circunstancias de los personajes que nutren la tragedia.
  2. Párodos composición lírica cantada por el coro a su entrada en el teatro, es la primera intervención coral que toma su nombre de los corredores por donde entraba el coro.
  3. Episodio I. En los episodios se desarrolla la acción de la obra. Los actores dialogan entre sí con ocasionales intervenciones del coro.
  4. Estásima I. En ellas se da la actuación del coro, y sirven para separar los episodios (los actores se ha retirado).
  5. Episodio II.
  6. Estásima II.
  7. ... Episodio V.
  8. Éxodo. Canto del coro al retirarse. Situación final. Puede concluir con algunos versos moralizantes recitados por el corifeo.

La ironía trágica.
Hay ironía cuando un mismo enunciado revela, mas allá de su sentido evidente y primario, un sentido profundo, a menudo contrario al primero. Cier5tos signos (entonación, situación, conocimiento de la realidad descrita) indican, de una forma más o menos directa, que es preciso superar el sentido evidente para remplazarlo por su contrario.
La ironía trágica es ironía del propio autor que utiliza como recurso teatral, por el cual los espectadores conocen, más que los personajes, la realidad y significación verdadera de los hechos representados y de la ambigüedad del lenguaje, de tal manera que las palabras adquieren un significado para quien las pronuncia y otro para el público – verdadero destinatario – que las escucha.
En lo irónico – dramático el héroe se engaña totalmente respecto a su situación y se dirige hacia su perdición, mientras cree que saldrá victorioso.

La comedia.
Comedia” quizá deriva de “coomos”, fiesta con música y baile en honor a Dionisos, o de “coome”, que significa “aldea”.
Al igual que la tragedia, la comedia proviene de los primitivos cultos dionisíacos, particularmente de las danzas festivas y los cantos que celebran el renacer del dios y la fuerza procreadora de la naturaleza. El espectáculo resultaba así grotesco y bullicioso, contrastando con la escasa movilidad de los actores y los giros rítmicos y mesurados del coro en la representación trágica.
Poco ha llegado a nosotros de la comedia griega: once piezas de Aristófanes, representante de la comedia antigua, y una sola pieza de Meandro. “El Misántropo”, representante de la comedia nueva.
Tomaban sus asuntos de la actualidad. La comedia no era solo un pasatiempo en que el público reía viendo y oyendo obscenidades, sino una forma polémica de difundir ideas.
Los atenienses de aquella época poseían sin duda una extraordinaria amplitud de criterio, y las mismas autoridades fomentaban un género donde se ponía de manifiesto sus propios defectos.
Los personajes y el coro solían dirigirse al público en general o a un espectador en particular, los que posibilita la participación directa de los asistentes al espectáculo.
Surge así la parábasis, que divide a la comedia antigua en dos partes. En ella el coro, interrumpiendo la acción, se dirige al público por hacer la apología del poeta, defenderlo de los ataques de sus enemigos, declarar sus propósitos y reclamar el favor de todos.
La comedia antigua, como la tragedia, consta de prólogo, párodos, episodios, estásimas y éxodo, pero su estructura no es tan definida porque la acción es más animada y el coro participa en ella con frecuencia. Las estásimas de la comedia continúan la acción en lugar de suspenderla. Solo la parábasis, elemento exclusivo de la comedia, establece una pausa.
El coro de la comedia era más numeroso que el coro trágico; contaba con veinticuatro coreutas en lugar de las doce o quince de la tragedia. Aparecían con disfraces grotescos y llamativos, muchas veces representando animales, con lo que se acentuaba los rasgos caricaturescos.
En cuanto a los actores, eran en principio tres como en el drama trágico, pero la regla no era observada en esto estrictamente, como tampoco las llamadas unidades aristotélicas.


Bibliografía consultada:
Aristóteles. Poética. Ed. Aguilar. Madrid. 1963.
Bowra, C.M. Historia de la literatura griega. F.C.E. México. 1982.
Grimal, Pierre. Diccionario de la mitología griega y romana. Ed. Paidós Bs.As. 2010. 
errandonea, I. Sófocles y su teatro. Ed. Escelicer. Madrid 1942.
Galmés, Héctor. Introducción a la literatura griega y latina. E.B.O. Montevideo. 1974.
Lida, María Rosa. Introducción al teatro de Sófocles. Ed. Losada. Bs. As. 1973.
Nietzsche, F. El origen de la tragedia. Ed. Austral.
Jaeger, Werner. Paideia. F.C.E. México. 1954.