Información sobre Lazarillo.
La
literatura de ficción en la España de mediados del siglo XVI,
comprende varios tipos de narración:
- La novela de caballería, cuyo modelo más prestigioso fue el Amadís de Gaula. En ella se narran las hazañas de un héroe casi invencible, que lucha contra todo tipo de enemigos, hombres, magos o monstruos fabulosos. Ama a damas de pureza y belleza única y a su vez es amado por ellas. Todo en un mundo fantástico de constante maravilla.
- La novela sentimental. El arquetipo está en Cárcel de amor. Relato de amores apasionados y trágicos de una pareja que procura vencer dificultades casi insalvables.
- La novela pastoril. Surge después de 1550 y su modelo más perfecto es la Diana de Montemayor.
La
narración trata de temas amorosos, con pastores rodeados de una
naturaleza artificial.
Estos
diferentes tipos de novela tienen una nota coincidente, suponen
siempre una evasión, una huida a otros mundos que nada tienen que
ver con la realidad. La aparición del Lazarillo es entonces curiosa.
La autobiografía del niño hambriento en un mundo hostil, entre
personas humildes, sin hazañas, ni amores admirables, marca una
antítesis muy evidente con la literatura de la época.
Publicación.
En
el mismo año, 1554, aparecen tres ediciones, dos de ellas españolas
– la de Burgos y la de Alcalá – y una tercera, la de Amberes,
flamenca. Tienen diferencias entre sí y no hay acuerdo acerca de la
cronología de las tres ediciones. Para algunos la edición príncipe
estaría en la de Burgos. Otros se inclinan por una edición príncipe
anterior perdida.
La
obra se difundió en España hasta que en 1559 la Inquisición la
prohibió, incluyéndola en el Índice Expurgatorio. En 1573, aparece
una versión expurgada bajo el nombre de Lazarillo castigado. Se le
suprimieron dos tratados, el IV y el V (fraile de la Merced y el del
Buldero) y algunos trozos intercalados.
El
problema del autor.
No
se puede dar una identidad que se apoye en datos certeros. La crítica
además, no se ha puesto de acuerdo en cuanto a la relación autor –
protagonista. Para algunos, la sátira de la obra, demasiado amarga,
revelaría una experiencia directa de la vida. Para otros, se trata
de una biografía fingida: un escritor culto y atento de la realidad
adopta la personalidad de Lázaro y de esta manera enjuicia la
situación de su época.
El
Lazarillo de Tormes y la novela picaresca.
Es
tradicional vincular la novela con uno de los subgéneros narrativos
que florecen en España desde fines del siglo XVI hasta mediados del
siglo XVII: la novela picaresca. ¿Pero realmente podemos tomar esta
obra como tal? Para aclarar el punto debemos partir de una premisa
simple: no hay novela picaresca sin pícaro. Las características de
este tipo humano fue resumida así por el crítico alemán Ludwig
Pfandl “El pícaro del siglo XVII es un mozo nacido de padres
pobres y de baja extracción, rara vez honrados, el cual por culpa de
malas compañías o por falta de instrucción, al verse lanzado a la
confusión de la vida y entregado a sí mismo, cae en la vagancia, se
aparta del trabajo y lucha contra la vida como puede, con osadía y
falta de escrúpulos, con engaños, malicias y malas artes... Su
distintivo exterior es el aspecto andrajoso, pero no la deformidad
física. Sus ocupaciones son, el pedir limosna; los bajos trabajos de
ocasión, el vagar perezosamente de ciudad en ciudad... Su carácter
ha sido envilecido por la ascendencia unas veces, siempre por el
medio. La necesidad lo hace desvergonzado y sin escrúpulos... pero a
pesar del hambre, los fracasos... no quisiera ser otra cosa que lo
que es, no cambiaría su libre y despreocupada existencia por una
sedentariedad honorable, a cambio de una cama y de un techo”.
Si
tomamos esta definición como base, es fácil concluir que Lázaro no
es un pícaro y que solo coincide en los rasgos exteriores: mozo sin
recursos que lucha contra un mundo hostil. Pero a partir de aquí,
aparecen las diferencias.
Lázaro
busca vivir de su trabajo y en cuanto puede se establece en un oficio
que le permita integrarse a la sociedad. Sus engaños nunca bordean
la delincuencia, son resultado del hambre a que lo somete la misma
sociedad.
En
definitiva, no incluimos la novela en el rótulo de la picaresca,
pero si reconocemos que es un claro antecedente, por la cantidad de
coincidencias que se dan con las novelas picarescas posteriores.
Veamos estas coincidencias:
- Utilización de la forma autobiográfica, es decir, el protagonista relata en primera persona sus aventuras.
- Pintura de la sociedad que aparece a través de la narración, representada en personajes de distintas clases sociales.
- Intención doctrinal o moralizante, que en ocasiones puede faltar. En el Lazarillo esto se hace evidente en el Prologo y en alguna intervención esporádica en el tiempo, pero no entorpece la narración.
Ubicación
político – social.
La
novela aparece en las postrimerías del reinado de Carlos V. Es la
época de mayor esplendor que alcanza España en toda su historia.
Económicamente recibe cuantiosas fortunas de sus colonias. Sus
fábricas trabajan sin descanso para los mercados americanos. El lujo
y la arrogancia de la corte y de las clases dirigentes es conocido de
todos. En este momento aparece el Lazarillo, haciendo antítesis
curiosa, pues la acción transcurre enteramente en ambientes de
pobreza y egoísmo y cuyo tema más reciente es el hambre. Para
explicar este hecho es necesario observar la otra cara de la
situación española: la interna. Así llegamos a una España
empobrecida. Las permanentes guerras costaron inmensas fortunas al
tesoro español. Los aumentos y contribuciones aumentaron
constantemente, afectando sobre todo a los comerciantes, clase media
y bajo pueblo. Por otra parte, la incapacidad productiva y fabril del
español aparece en ese desdén por la actividad comercial,
prefiriendo vivir dentro de ilusiones que le hablan de grandezas
pasadas.
Se
podría pensar que el autor del Lazarillo se basó en esta realidad
de clase media y bajo pueblo. Lo fundamental es que “el autor
muestra algo más genérico y universal: las distintas ubicaciones
del pobre y el rico en la escala social, pero con el mismo interés
en poseer”.
Estructura.
Es
posible distinguir en la novela dos estructuras o construcciones
íntimamente ligadas.
- Estructura externa.
Se
basa en la definición de Lázaro como “mozo de muchos amos”. De
esta forma la novela contará en primera persona la vida de un mozo
de servicio, que pasa de amo en amo, durante los años de
adolescencia y juventud. Esto trae la introducción de una galería
de personajes secundarios, cada uno en su ambiente característico.
La novela logra así una doble motivación: a) narrar la vida de
Lázaro y b) dar una visión de una realidad contemporánea mediante
la descripción de tipos y costumbres, pero también de una intención
satírica de los mismos.
De
esta forma, la obra estructurada sobre siete tratados, nos informa de
nueve oficios cumplidos por Lázaro, lo que significa nueve amos
distintos. Estos nueve amos no tienen la misma importancia ya en lo
que se refiere al lugar que ocupan en la novela, ya en la incidencia
que tienen en la educación de Lázaro.
El
autor tampoco se limita a pintar los amos y la relación que los une
con Lázaro, sino que aprovecha la oportunidad para mostrarnos el
ambiente que rodea a cada uno de ellos. Nos muestra su comportamiento
social, así como también su comportamiento privado. Esto significa
que cada personaje hace entrar en la novela un trozo de la realidad,
que le es indispensable al autor para ambientar el carácter y el
oficio del amo. Los datos de esa realidad no son cuantiosos, porque
lo fundamental para el autor es el personaje.
- Estructura interna.
Se
basa en el mismo título de la novela “ola vida de Lázaro de
Tormes y de sus fortunas y adversidades”. Esta estructuración se
fundamenta en la narración autobiográfica que Lázaro dirige a una
tercera persona: historia de amos y ambientes pero, por sobre todo,
historia de su formación, de su educación en la escuela de la vida,
única conocida por el protagonista.
De
esta forma, los episodios y personajes cobran un valor distinto al
que apuntábamos cuando vimos la estructura externa. Nos interesan,
no por ellos mismos, sino por la acción que ejercen sobre Lázaro,
por su contribución a la creación de una personalidad, de una
conducta, de una visión de lo que es el mundo y sobre todo, de cómo
se debe actuar en él.
Extraído
de: Veiga de Gienochio, Eduardo. Introducción al Lazarillo de
Tormes. Ed. Técnica. S.R.L. Montevideo. 1976
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