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domingo, 5 de abril de 2015

Información sobre el Romanticismo y Baudelaire

Grupos: 5° Biológico y 6° Derecho. Liceo Ciudad Rodríguez.


LA REVOLUCIÓN ROMÁNTICA

Una forma de vivir y una reacción

Según Eduardo Ospina, “el romanticismo muestra ser expresión directa de la vida y un concepto especial de la vida”, denotando con esto una actitud, una forma de ser y comportarse ante la realidad circundante que va más allá de lo aparente y se manifiesta en consideraciones superiores de sensibilidad pura. Ahora bien, también puede ser considerado una exaltación del individualismo y del sentimiento,representando una corriente de renovación en las ideas que daría como resultado la asunción de nuevos modos de pensar y de actuar frente a una cambiante realidad. En literatura fue la protesta contra las reglas y la moral neoclásicas; la personalidad libre del escritor frente a las normas y a todos los valores establecidos.
Como movimiento histórico-cultural, el romanticismo se constituye en oposición al clasicismo, es decir, a la autoridad de la norma y de la academia. Desde sus orígenes, es una rebelión al orden establecido que supone la vida en sociedad. Propugna la exaltación de valores medievales y supone la plena libertad del hombre a través de sus manifestaciones psicosociales mayores (autonomía, sueño, individualismo).

Origen del término

El término en mención es utilizado por primera vez en Europa por Jean Jacques Rousseau, quien en sus “Ensueños de un paseante solitario” de 1776-1778, da al paisaje que observa la denominación de novelesco (roman-tique), de carácter novelesco o que sucede como en las novelas, siendo ésta la primerísima aparición del término que llegaría a hacerse común para referir todo aquello que exaltara los sentidos y los sentimientos: un paisaje, un poema, una tonada. De esta primera mención como concepto, el sentir romántico pasa luego a ser considerado como movimiento filosófico-existencial en Alemania, convirtiéndose luego en un credo, el romanticismo. También será un modo de vivir y pensar la realidad. Se repite que la religión universal del romanticismo es el panteísmo, la creencia de que todo es Dios y Dios lo es todo, emparentando la realidad con su realizador.
El importante aporte procurado por el romanticismo al hombre que lo asume y vive es el de otorgarle una visión trágica de las cosas, un modo de asumir la vida frente a una realidad cambiante, que lo desborda y abruma y de la cual el romántico es testigo fiel.

Los temas románticos

La exaltación del instinto, el sentimiento, la imaginación y lo intuitivo se manifestaban abiertamente en el romanticismo, liberando a la poesía y a la prosa del asfixiante racionalismo.
El romanticismo propone la sustitución de la mitología grecorromana, por lo maravilloso medieval y por el mundo sobrenatural cristiano, llenos de inquietudes, de sueños y fantasías que posiblemente nunca llegarían a realizarse, pero que permitían pensar un mundo mejor. En el momento en el cual el romanticismo empieza a desarrollarse, los avances de la revolución científico-técnica estaban manifestándose en Europa. Una realidad que se basa en leyes exactas y órdenes a seguir produce en el individuo desasosiego y este se manifiesta en la deshumanización que produce la alienación a la que es sometido el individuo por el avance tecnológico y la industrialización creciente. El malestar emocional resultante es el causante de la aparición de nuevas formas de evasión que la literatura romántica provee: empiezan las crónicas sobre viajes, el exotismo, la necesidad del exilio, la exaltación de los sueños, la búsqueda de reposo, la muerte como evasión. Lo que se evidenciaba con esto era que no existía una certeza absoluta acerca del valor de la vida en la tierra. El principio de realidad se imponía sobre consideraciones individuales, la razón de estado suprimía libertades civiles y el hombre se sentía cada vez menos dueño de lo que acontecía a su alrededor. Entonces apareció como respuesta a la crisis, al malestar colectivo, el credo romántico.

El credo romántico
La sencilla descripción natural de hechos y cosas, paisajes y momentos que hacían al hombre uno con la naturaleza, era la manera específica con la cual el romántico describía estados del alma, forma de acción perdida por la insensibilidad causada en el hombre habida cuenta del desarrollo tecnológico y el avance científico que de un modo progresivo lo fue deshumanizando (por la alienación promovida) y lo hizo cada vez más indiferente ante su realidad natural.
El romanticismo fue en sus comienzos un fenómeno cultural de países desarrollados, sobre todo europeos, donde el progreso se evidenciaba en la continua deshumanización del hombre por la alienación que el progreso supone y la continua necesidad de éxito, producida ésta por el avance del proceso tecnológico y el progresivo abandono de valores morales y espirituales; por tanto el romanticismo buscaba restablecer la sensibilidad perdida, teniendo en cuenta el avance tecnológico y la continua realidad de la máquina en una avanzada de progreso, producto de la Revolución Industrial.

  • Tiene por objetos preferentes: el amor, con sus aspiraciones infinitas y la religión, como satisfacción de ellas.
  • Algunos de sus temas son la patria y la naturaleza. La naturaleza es mirada no por sí misma, sino en relación con el sujeto, bajo los aspectos que despiertan el sentimiento de más allá (aspiración al infinito, nostalgia, recuerdo).
  • Su manera propia de ver las cosas es traspasar los límites de ellas: los límites del espacio, en lo sensible y objetivo, para buscar relaciones más profundas con sus causas invisibles o con el espíritu.
  • Por significar todo eso una concepción especial de la vida, aspira a encontrar una forma propia y prescinde, sobre todo, de la imitación clásica.




Las características

El romanticismo fue “un estilo de vida que afectó a las creencias políticas a través de los grandes mitos de la revolución, la rebeldía a la tiranía, la lucha por la libertad y la grandeza de los ideales nacionales; afectó también a los valores sociales con su tendencia simplista y retórica a asimilar la bondad con la pobreza y el sufrimiento, y la maldad con la riqueza, el poder y el nivel de vida; por último creó un peculiar sentido de lo espiritual, exaltando la irrealidad y la ensoñación por encima de lo material y cotidiano, y premiando la libre manifestación de los sentimientos como un acto de afirmación de lo individual, lo irrepetible, lo diferente y lo extraño onírico”.

Los caracteres esenciales del romanticismo

Surgen de la experiencia y también de los modos de ser de los hombres en cada región geográfica:

  • El Sentimiento del Infinito: un sentimiento inefable que los románticos cantaron y loaron desde el inicio, porque supone el anhelo de algo inabarcable.
  • El Recuerdo: Como momento pasado, el recuerdo transporta y ahonda el dolor del poeta, a la vez que maravilla con su vivificante influjo. El romántico siente hondamente el melancólico placer del recuerdo.
  • El Amor: Tanto el infinito como el recuerdo tienen relación directa con el amor porque de éste derivan las dichas y penas que el romántico llega a sentir. El amor es el centro de las preocupaciones de la vida del romántico, porque de él depende todo. Pero es efímero, como todo en la vida. De él solo queda la añoranza.
  • El Patriotismo: ineludible resulta cantar loas a la propia tierra. Es el humus que nutre la semilla romántica. Por supuesto, el alejamiento de la patria alimenta también la melancolía romántica y la ejercita.
  • La Naturaleza: El orden natural, en su extensión, tiene las características del infinito inconmensurable pero conocido por el romántico. Es éste quien luego equipara la divinidad con la Naturaleza y una llega a ser otra. Incluso se habla de dos que hacen uno (Naturaleza y Dios, panteísmo). La subjetividad juega aquí su importante papel, al igual que la imaginación. Incluso, puede hablarse de cierto antropomorfismo por la similitud entre paisajes y estados contemplativos del alma.

Extraído de Mejía González, Fabián. “Visión de mundo de los románticos colombianos, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2010


Baudelaire y el Romanticismo

Baudelaire puede ser considerado uno de los últimos románticos, sin embargo, las diferencias entre su poesía y la poesía romántica son mayores que sus semejanzas. Si toma de este movimiento muchos de sus temas más importantes (su concepción del poeta como un ser excepcional pero exiliado y solitario, el gran impulso dado al sueño y a las fuerzas irracionales, la valoración de los subjetivo y de la emoción por encima de la mesura y la racionalidad, etc.) sin embargo, difiere de él porque en su obra estos temas adquieren una condensación y una intensidad que los transforma, muchas veces radicalmente.

a) “Mal del siglo” y “Spleen”. A partir de Chateaubriand parecía la nota predominante en el romanticismo y que consiste en la soledad y melancolía profunda del poeta, en Baudelaire se transformará en tedio, hastío, “spleen”, es decir, en un sentimiento más radical y que puede traducirse como “hastío” pero que incluye el asco de sí mismo y que se ha descrito incluso como una inmóvil e impotente desesperación, sentimientos que exceden al romanticismo. En efecto, mientras el poeta de ese movimiento puede encontrar casi siempre reposo en la naturaleza o en sí mismo, la poesía de Baudelaire, en cambio, nos muestra a alguien que para escapar de la trivialidad del mundo o del fracaso en su intento de alcanzar el ideal o la belleza pura, vuelve a sí mismo para hundirse en la perversidad que lo llevará a la destrucción y a la muerte.

b) La naturaleza. Del mismo modo sucede con la naturaleza, que en Baudelaire aparece cuando es pura y apacible, como inalcanzable región, más allá de las posibilidades concretas del hombre, idealizada y convertida en el polo de una tensión ascendente. Pero la que predomina en sus poemas es la naturaleza distorsionada, contaminada, deformada y artificial de la ciudad, el producto de la técnica y de la civilización que Baudelaire despreciaba. O también la presencia de la descomposición, la enfermedad y la muerte.

c) Concepción del poeta. También su concepción del poeta, de su misión y de la función de su poesía, aunque arrancan del romanticismo, presentan divergencias extremas. Aunque sigue siendo considerado como un ser excepcional que descubre y alumbra el camino a seguir y en eso Baudelaire retoma el tema romántico, sin embargo ahora es un ser sufriente, rebelde, que puede llegar a ser desafiante.

Spleen e Ideal

el punto de partida de la experiencia de Baudelaire es disonante dual. Hay en él un doble impulso, uno ascendente hacia el ideal, la pureza, otro descendente, destructor, hacia el mal, el hastío, el “spleen”. En sus “Diarios íntimos”, dice en “Mi corazón puesto al desnudo (...) Hay en todo hombre, a toda hora, dos postulaciones simultáneas, una hacia Dios, la otra hacia Satán. La invocación a Dios o espiritualidad es un deseo de subir de grado; la de Satán o animalidad es una alegría de descender”. Esta observación, es, como el poeta lo dice, válida para todo hombre. Pero en él las dos son llevadas al extremo por la enorme lucidez de su conciencia y también por su exigencia que le hace no aceptar términos medios. Será capaz de sentir el éxtasis o el horror, pero rechazará toda posición tibia.

Spleen” o el tiempo destructor.
Ideal” o el tiempo recobrado.

Extraído de:Mirza, Rogelio. Baudelaire. Manual de Literatura. Ed. Técnica S.R.L.

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